1/9/08

Una entrada seria


Oigo a mi padre contarle a Joana algunas curiosidades del cielo: allí siempre hay uvas, no sólo en verano. E higos, ¿recuerdas esa higuera que el abuelo Luís plantó y cuidó y que ahora nos da tan ricos frutos? Pues ahora ya debe de estar plantando otro allá en el cielo, para que cuando nosotros vayamos podamos comer higos. Nos está preparando una cabaña.
Algunos de los lectores de este blog habéis conocido a mi abuelo; otros muchos me habéis oído hablar de él. Estos dos meses los ha pasado entrando y saliendo del hospital, pero por fin el lunes 25 de agosto le dieron permiso para volver a casa. Cogió entre las suyas las manos de Migdalia, la buena persona que ha ayudado a la familia a cuidarlo día y noche, y le dijo: Nos vamos a casa.
Y ha estado en casa, sentado en su sillón. Disfrutó de la compañía de parientes y amigos. Ahora hablaba poco y con dificultad, suspiraba por dos días más en la huerta, supo que los higos estaban maduros y quiso que lo reemplazáramos en la puerta de su casa, vendiéndolos a dos euros la docena (docenas de quince).
El sábado, de madrugada, murió.
Gracias a todos por vuestras oraciones.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo siento mucho.

Gurb.

Anónimo dijo...

Por supuesto, cuenta con ellas.

Anónimo dijo...

Juntos en las oraciones, a distancia un muy fuerte abrazo.

mòmo dijo...

Muchas gracias a todos.

Ander Izagirre dijo...

Llevo días palpando los higos aún verdes de por aquí. Los higos me ciegan. Cuando coma el primero, me acordaré intensamente de vosotros y de tu abuelo. Un abrazo muy fuerte.

Raymunde dijo...

Un abrazo muy fuerte