2/12/08

La jornada laboral



Antes de salir de casa esta mañana, Joana me ha llamado por teléfono.
- Hola, mamá.
- ¡Hola!
- ¿A que soy tu reina?
- Por supuesto que sí.
- ¿Y a que soy tu princesa, también?
- Claro que eres mi princesa.
- ¿Y a que soy tu guapa?
- Eres mi guapísima.
-(Dile dónde estás)
- Estoy en el estanco.
- ¿En serio? ¿Y qué haces?
- (Dile que ya estás trabajando)
- Estoy trabajando. Primero me estoy calentando con la estufa pero luego trabajaré.

No es la primera vez que Joana va a ayudar a su abuelo. Lo que más le gusta es atender tras el mostrador y manejar el dinero (navarrizada, pero catalana al fin y al cabo), que, claro, es lo que no puede hacer. Pero también sabe colocar los paquetes de tabaco en su sitio. Lo más divertido es adivinar, por el color, cuál será su sitio. Luego pide que le traigan la banqueta y así encaramada va construyendo columnas de paquetes rojos, amarillos, blancos...

A las 9, más o menos, llega Genoveva, que habrá pasado ya por la panadería.
- ¡Pero mira quién está aquí! ¡Hola, Joana!
- Hola. ¿Tienes pan?
- Claro, guapa. Toma.

A las 10, se va a desayunar con Ángeles y, media hora después, repite desayuno con su abuelo. Si se cansa de ayudar, tiene un almacén de colores y una caja enorme llena de papeles y cartones. Las cajas también sirven para hacer casas o robots. A veces pasa por ahí mi tía, o mi prima, o mi abuela y se la lleva a pasear y luego la devuelve. Llega a casa a las 14 y aún no termina su jornada. Ahora ayuda a su abuelo a preparar la comida. Se ha convertido en una experta en encontrar el punto de la sal a costa de lametazos a la cuchara de madera.
Y, por fin, comer y dormir una merecida siesta.

* La foto la he sacado de aquí.

1 comentario:

Sergio dijo...

Algún día te preguntará qué es el aburrimiento y te va a costar explicárselo.