26/1/09
piropos
Durante el bautizo de Félix, Joana, Yago y Javier jugaban junto al altar sin armar demasiado escándalo, aprovechando que ni siquiera sus madres estaban demasiado atentas a sus juegos, pues la ceremonia absorbía la atención de todos. Claro que de vez en cuando se nos escapaban miradas furtivas, no vaya a ser que... En una de esas, vi a Yago acercar la mano a las rosas blancas que decoraban el pie del altar, mirando a Joana. Yago tiene un año y, aunque habla alto y se hace entender, nunca le he oído formular frases coherentes. Joana pareció cazar la idea al vuelo y yo me temí lo peor. Por seguridad, me observó y, para su sorpresa, topó con mi mirada. Inicié un juego de "noes" con cabeza y dedo, con movimientos contundentes, firmes. No cabía la vacilación. Joana me miraba aún sorprendida y yo seguí no que te no. Se acercó.
- Mamá (susurró).
- No, Joana, no (susurré).
- Mamá (insistió), Yago me ha dicho que soy tan bonita como las rosas.
- ... (callé)
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6 comentarios:
No sabe nada, el buen Yago. Poeta precoz.
Suscribo.
Qué bonita historia! Qué bonito final!
¡Que monos!¡Cuanta autoestima tiene Joana!
Y todo al pie del altar...
Es impresionante, tanta belleza. ¿Existes tu?, ¿existe Joana?
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