2/7/09

El beodo y Joana


Joana no para de hacer amigos. Y algunos más se parecen a John Silver el Largo que al doctor Livsey o el capitán Smollet.
Ayer, después de que la oronda señora que estaba sentada frente a nosotras abandonara el autobús, vino a ocupar su puesto un hombre de mediada edad, con unos cuantos cabellos blancuzcos y no demasiado limpios, camisa vaquera desabotonada, pantalón vaquero y una bolsa de plástico amarillo con cuatro pertenencias bien sujeta en la mano. Se sentó frente a Joana y la sonrisa le salió torcida. Está borracho, pensé. Dijo algo que no entendí. Joana respondió, haciéndose cargo de la situación.
- No, mami no. Mami inglish. Me polac.
Él pareció entender y me dejó en paz para centrar su atención en Joana. Hablaban. En serio, estaban conversando. Dudo que alguno de los dos entendiera lo que el otro decía, pero asentían y respondían. Era una conversación. En algún momento sentí la tentación de decirle a Joana que el señor estaba borracho, como una advertencia. Pero no lo hice. Últimamente, a raiz de La isla del tesoro, los piratas y el ron, hemos hablado mucho de borracheras y sus consecuencias: incapacidad para gobernar un barco, estupidez, alta probabilidad de muerte.
Nuestro borracho no parecía merecer todas estas etiquetas. Nariz grande y rosada, cara redonda, sonrisa franca, ojillos divertidos. Me recordaba a W. C. Fields.

De vez en cuando, Joana, muy considerada, me traducía partes de la conversación:
- Mamá, dice que si quieres un helado.
- Lo dudo.
- ¿Por qué?
- No veo que tenga helados.

O, en otro momento:
- Mamá, me dice que soy la más bonita y que debería ser brillante y que por qué no estoy brillando.

Un poeta.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando ayer escribí el mail en el que hablaba de que Mercedes no tenía con el italiano la misma capacidad que Joana con el polaco, no había leído esto. Pero, conociéndola, me lo podía imaginar. Increible.

Roberto dijo...

Mi querida Mónica, unos amigos mutuos me recomendaron este blog. La verdad que los comentarios eran increibles, así que tenía que leerlo, las ganas sobraban. Te confieso que me he quedado gratamente sorprendido por las cosas y anecdotas de tu pequeña hija. Lo he disfrutado mucho. Esta gigante tu hijita y con una imaginación desbordante, y por supuesto con la belleza natural de su madre. Un beso desde la distancia, cuidate mucho y nos vemos pronto