17/11/09

Introducción a la teoría de la libertad



MADRE E HIJA. NOCHE. CENANDO.

- Mamá, siempre le pido a Jesús no ser como soy, pero no me hace caso.
Dejo la cuchara en el plato. Una conversación que comienza así, seguro que no puedo mantenerla sin mirarla a los ojos.
- ¿Por qué le pides eso?
- Le pido que me haga buena. Y no me hace caso.
Hemos pasado una tarde agradable. Sin discusiones ni regañinas. Necesito saber de dónde sale ese pensamiento.
- Bueno, Joana, tal vez no sea que Jesús no te hace caso a ti, sino que me hace caso a mí. Yo le pido siempre que te ayude a ser una niña buena, cariñosa, obediente, capaz de pedir perdón si se equivoca... Y eres todo eso.
Sonríe.
- ¿Cómo ha ido el cole?
- Bien.
- ¿Te han castigado?
- Sí. Ana se ha equivocado.
- ¿Se ha equivocado?
- Sí, porque teníamos que hacer la ficha pero yo quería hablar y me ha castigado.
- Ah. Bueno. Tal vez no se ha equivocado. Tal vez es que te quiere mucho y por eso te avisa de las cosas que están bien y las cosas que están mal. Luego tú eliges. Mira: así es como Jesús te enseña a ser buena. Tú querías hablar, ¿verdad?
- Sí.
- Pero en ese momento había que hacer...
- La ficha.
- Sí.
- Como Ana te castigó, ahora ya lo sabes. Así, otra vez que quieras hablar cuando sea hora de hacer la ficha, pensarás...
Pongo mi índice en su sien y sonríe porque se sabe lista.
- ... y sabrás qué hay que hacer. ¿De acuerdo?
- De acuerdo.

No hay comentarios: