5/5/10

Este regalo


Este año no tenía dudas. Cuando los reyes magos le trajeron a Joana su bicicleta morada, ella se dio cuenta enseguida: no tiene timbre. Dos días antes del cumpleaños lo comenté a mis compañeros en la universidad, por si sabían dónde podría encontrar un timbre bien bonito. No lo sabían. Por la tarde, compré un timbre. Plateado, sencillo. No muy bonito, pero sonoro.

Al día siguiente, dos amigas asoman su nariz en mi cubículo. Debajo de sus narices, también asoman sendas sonrisas.

- Mira, M., ayer fui de compras y le compré una chuchería a Joana. Es una tontería de parte de las dos. ¿Se lo darás?
- Claro. Le hará ilusión. Gracias, chicas.

Me entregan una bolsa rosa que contiene un paquetito envuelto en papel plateado.

- ¡Me entran ganas de abrirlo! Dime qué es.
- ¡Oh!, nada: un timbre de colorines.
- ¡...! (este es un blog para todos los públicos; no puedo repetir lo que me salió del alma).

5 comentarios:

Sergio dijo...

Fácil: dos pulgares, dos timbres.

Olzy dijo...

Eso es precisamente lo que J.C. y yo (las dos narices que asomaron en el cubículo) dijimos a Mòmo. ¡Joana puede con dos timbres! (Yo tampoco reproduciré lo que exclamó Mòmo en su desesperación...)

mnt dijo...

Felicidadesssssss!!!!

Pecé dijo...

Definitivamente, J. no sólo puede con dos timbres, sino que es una niña acorde a la noción de tener dos timbres. Seguro que le encanta la idea.

MEG dijo...

¡Que bien dos timbre, pero donde lo habéis comprado es muy original!