De aquí a la ONU

El siete de noviembre nos fuimos de excursión a Zaragoza para animar a Marc en uno de sus proyectos (una locura tal como correr un maratón). Somos su grupo de seguidores (club de fans) más fiel, después de su madre, pero parece que ese día no lo animamos lo suficiente. Como más o menos me conozco sus tiempos, estábamos a la hora prevista cerca de meta, atentos a esa última recta por donde lo veríamos aparecer. Pasaban los minutos y ya empezaba a impacientarme: si pasan los minutos y él no llega es que algo ha pasado (además del tiempo); ¿qué habrá pasado? Hasta cierto punto, me tranquilizaba el locutor (speaker), que por megafonía iba repitiendo que "Marc Roig sigue en el grupo de cabeza", "nos dicen que Marc Roig está llegando" y cosas por el estilo. Pero en mitad de un "Parece que Marc Roig está entrando en la recta final", lo vimos aparecer, caminando, por detrás de las vallas, tan tranquilo.

- ¡Pero, tú... ¿de dónde sales?!
- No he podido.

Pues eso, que no había sido un buen día. Unos cuantos etíopes que habían venido en grupo ganaron el maratón, categoría masculina y también femenina.

Nos fuimos a comer al hotel. Marc, Ricky y nosotros tres. Aunque, a decir verdad, sólo fuimos cuatro en la mesa. Detrás de nosotros, frente a otra mesa, estaban sentados los etíopes. Marc se acercó a saludar al representante (mánager), también etíope, que los había traído. Y Joana detrás, claro. Pero Joana ya no regresó a nuestra mesa: allí se quedó, sentada sobre el regazo de un desconocido que le hablaba en inglés. A todos les daba conversación. En inglés, claro. De vez en cuando venía y me preguntaba "mamá, ¿cómo se dice esto en inglés?". Y yo respondía como podía.
- Pero, Joana, ¿ya entiendes todo lo que te dicen?
- Sí... Bueno, todo no. De vez en cuando me dicen alguna cosa que no entiendo, pero yo contesto que yes, yes, y seguimos hablando.

No es porque una sea su madre, pero, ¡qué estilo tiene!