Estamos cenando. Hoy hay silencio. A veces pasa.
- Mamá, ¿te has preguntado alguna vez por qué estás en el mundo?
Ante mí se abre un mundo de posibilidades: a) "Se te enfría la sopa". Pero no estoy enfadada ni cenamos sopa. b) "Sí, pero nunca he logrado responder satisfactoriamente a ello". Ni siquiera yo soy tan pedante. c) "No. Carpe diem". El hippismo a su debido tiempo. d) "Supongo que para contribuir con mi granito de arena a que el mundo sea un lugar mejor". Me atragantaría a la tercera palabra. e)...
- Yo lo sé.
¡Anda!
Joana aparta de mí su mirada, yo bajo de las nubes. Íñigo mira su plato, come, luego a nosotras. ¿Se dará cuenta de que queremos que continúe?
- ¿Qué sabes?
- Sé por qué estás tú. Para empezar, para que mamá y yo nos conociéramos.
Ha dicho "para empezar", pero no ha habido más. Y así, entre cucharada y cucharada, nos ha cepillado con un poco de vida toda nuestra filosofía.
2 comentarios:
La frase precisa, el momento justo. ¿Para qué más? Un bravo por Íñigo.
"El hippismo a su debido tiempo". Será interesante...
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