Para mostrar su descontento, llora desde que entramos en el primer colegio hasta que la dejo con su maestra. Manel intenta consolarla.
- Mira, Eugenia, Jesús.
Y señala la estructura de madera y cristal desde donde una Virgen con el Niño recibe sonriente a los alumnos.
Intento colaborar (Sí, ahí están Jesús y la Virgen. ¿Les mandamos un beso?), pero las intenciones de Manel no iban por donde yo creía.
- Mamá, quiero una moneda para echar y que se mueva.
Eugenia sigue llorando.
1 comentario:
Res que no pugui calmar un bon suc de fruites, eh?
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