11/12/07

sigue vescerdeña


El jueves (san Nicolás) salí temprano de Macomer. El mapa en el bolsillo interior del anorak, con tres círculos cercanos: san Leonardo de siete fuentes, santu Lussurgiu, Cuglieri; un semicírculo hacia el sur que me llevaría de nuevo a Bosa, donde pensaba hacer noche.

La carretera a san Leonardo de siete fuentes zigzaguea (aquí todas lo hacen) en el bosque. Árboles, árboles y árboles. Reconocí los pinos (porque crecí rodeada de ellos) y los alcornoques, por su pie descorchado. También olivos, como condenados a galeras: unidos todos por una red salvadora de aceitunas suicidas. ¡Cómo añoro ya estas carreteras!

Y san Leonardo de siete fuentes aparece de repente. Una iglesia de piedra vieja, tosca y callada, de las que invitan a rezar de veras. Por dentro, un par de santos tan viejos y toscos como la piedra, un altarcillo, cuatro bancos. No sabría decir si había sagrario; un armario pequeño y cuadrado detrás del altar podría ser, tal vez... De todos modos, en san Leonardo viven solo seis familias. De hecho, yo no vi más que una calle empinada con la que se cruzaban cuatro costillas. Una tienda de souvenirs cerrada y un restaurante cerrado completaban el cuadro. Gente poca. No hablé con ninguno que viviera allí: dos hombres reparando una casa, uno cogiendo setas de entre las raíces de un árbol enorme, otro recogiendo rastrojos con una camioneta (muy sorprendido de que viajase sin "ragazzo"). Y un gato persistente que tardó en comprender que yo no alimento pobres gatitos en apuros. Por cierto, las siete fuentes estaban apagadas.

Santu Lussurgiu la descubrí de arriba a abajo. Llegué por la cima de la ciudad y fui descendiendo hasta el centro. Otra vez, subidas, bajadas y adoquines. Estas ciudades-pueblo no cambian mucho de una a otra. Tal vez una de sus pocas variables sea el grado de sorpresa de sus habitantes cuando me ven, lo que me da una idea aproximada del nivel turístico del lugar. Santu Lussurgio está en la mitad baja de la tabla. Uno de los obreros de san Leonardo me había dicho que aquí era posible comprar queso casero. Pregunté (después de dar muchas explicaciones y reír unos cuantos chistes).

Sr. 1: ¿Casero? La puerta de al lado. Mira, ven, ¿ves?
Sr. 2: No, hombre, qué le dices. No querrá un queso entero. ¿No quieres un queso entero?
La motorista: Bueno, yo... (señalando la mochila).
Sr. 3: ¿Por qué no nos sacas una foto de recuerdo? ¿eh?
Sr. 2: Claro, si ahí no le cabe. Mejor a Isa. Isa, sí. Mira, por ahí. Ven.

(Todo esto en italiano, claro, por lo que se trata de una versión libre de la conversación real)

Isa resultó ser un supermercado. No me gustan los supermercados. Sobre todo cuando voy de turista alternativa. Llamé a la "puerta de al lado".

* En la imagen, san Nicolás de Bari. Los paisajes sardos, cuando revele mis fotos.

4 comentarios:

Marc Roig Tió dijo...

Pero compraste el queso entero???

Espero que quede para dentro de dos semanas.

Ander Izagirre dijo...

Qué raro me siento, al otro lado de la barrera, y con qué gusto te leo. Venga, venga, queremos más, queremos queso, queremos fotos...

mòmo dijo...

Hay que inventar los blogs sensitivos, porque está claro que a todos os encantaría catar el queso, jeje.

mòmo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.