5/2/08

relaciones


A veces yo estoy cansada. Otras, Joana está cansada. Y si ocurre que nuestros cansancios se encuentran... bueno: ella llora, yo grito, ella gimotea, yo suspiro con impaciencia, ella grita, yo escondo la cabeza entre mis manos. Acciones estudiadas, practicadas y perfeccionadas que exasperan a la otra.

Hoy, el choque se ha producido al cruzar el umbral.

- ¡Vete, Mònica! ¡Vete de aquí!
- De acuerdo.
Y salgo otra vez y cierro la puerta; ella dentro, llora, yo fuera, espero unos segundos. Vuelvo a entrar, casi conciliadora, casi a punto de bajar la guardia, esperando que reconozca su dependencia, su arrepentimiento, su amor incondicional...
- ¿No querías que me fuera?
Aún solloza un poco.
- Sí, pero no con el pan.

Y mi estupidez me hace mucha gracia.

(En la imagen, un par de panes de payés del Forn de pa Gelida, que no encontraréis en Pamplona, por ejemplo)

3 comentarios:

ERT dijo...

Primero los muñecos, ahora el pan... ¡Qué gran corazón tiene Joana!

Raymunde dijo...

Jejejeje, pero si la niña acaba de demostrar su amor incondicional, su dependencia total y absoluta... :D

Bloody Marie dijo...

Pero estoy segura que en Pamplona encuentras algo más que pan de molde. Aquí es el único que conocen. Eso sí, lo tienen en todas las formas, sabores, colores, semillas y cereales posibles.

Lo que daría yo por una "bona llesca de pa de pagès amb tomaca!!"