30/7/08

A todos: gracias

El pasado domingo 27 de julio mi padre cumplió 60 años. Mis hermanos, que se las piensan todas, urdieron una magnífica sorpresa para celebrarlo. Teniendo en cuenta una de las peculiaridades de este bonachón y madridista estanquero catalán -su pasión por leer y por regalar SIEMPRE buenos libros- pergeñaron una lista con 60 amigos para que le regalaran 60 libros. Al principio, la idea parecía disparatada por varias razones: no se puede obligar a nadie a regalar nada, ni siquiera un libro a mi padre; el 97% de la lista se tirará de los pelos, pues usa a mi padre como referente para sus propias lecturas; no hay espacio material en mi casa para más libros, a no ser que nos deshagamos de alguno de los hijos; mi padre cada vez cuida más sus lecturas, consciente de que no es capaz de llegar a todo (en verano, por ejemplo, para poder soportar con envidiable serenidad a los veraneantes capitalinos que invaden el pueblo, sólo le funciona P. G. Wodehouse). Pero poco a poco fuimos salvando obstáculos. Nos repartimos la lista, cada hermano se encargaría de abordar a unas cuantas víctimas. Entre las mías estaban Ander, J. y Luis Daniel González; tres expertos lectores que han logrado enganchar a mi padre a la blogosfera.
No íbamos a pedirles que compraran un libro -aunque sí advertir que sería muy bien recibido-, sino sólo que escribieran unas líneas de felicitación con la recomendación explicada de algún libro. El segundo problema se solucionó avisando que no pedíamos obras maestras, que tanto valía un libro de cocina como una guía de viajes.
Mi hermana diseñó un papel elegante en el que imprimir o transcribir o pegar las felicitaciones que recibíamos. Y eso le entregamos.
Fue un éxito.
Todas las personas de nuestra lista se esforzaron por encontrar algo que las definiera a ellas mismas y que a la vez pudiera gustar a mi padre: mi hermano le regaló una guía de Armenia, Joana un álbum ilustrado, su ahijado -matemático y aficionado al ciclismo- una biografía de Lance Armstrong, mi hermana una de John Wayne, mi tía una recopilación de cartas de Albino Luciani, otro tío, dispuesto a esquivar el encargo sin defraudar a nadie, trajo librillos de lomo rellenos de queso, que fueron presentados en verso, mi madre se definió en un título: Después de amar te amaré.
Ahora mi padre tiene lectura para rato, aunque aún no se decide a empezar ninguno de los libros que le han llegado porque no puede dejar de releer el cariño de tanta gente plasmado en las sesenta hojas que le entregamos.

* Colgaré fotos en cuanto mi hermana me mande alguna.

7 comentarios:

Ander Izagirre dijo...

Repito mi felicitación a tu padre: por los 60 tacos pero, sobre todo, por la maravillosa familia que tiene.

Estoy deseando ver las fotos. Especialmente las del detalle que más me ha gustado: el de los libros... de lomo. Una genialidad.

Anónimo dijo...

Qué bueno que salió todo bien!! qué felicidad debió sentir, se la merece; yo también quiero ver las fotos.

mòmo dijo...

Mi tío es así, Ander: un genio... con chifladuras.

Marc Roig Tió dijo...

Yo soy el de la guía de Armenia, jeje. Hace falta añadir que llegaron recomendaciones de Asia y de América (algunas escritas en inglés) y un diccionario árabe-catalán dedicado en árabe, claro.

J. dijo...

Gracias a vosotros, roigs, por la confianza. Un placer.

Ale's mom dijo...

Qué exitazo. Qué buena historia, qué bien contada. Dale a tu padre un abrazo de estos venezolanos que no puedieron ir a conocerlo.

Ferran dijo...

Una crónica muy bonita. Mò,¿cuál fue el libro que tú le recomendaste?