13/8/08

por casualidad


Ayer dejé olvidado mi libro en la mesa de la biblioteca. No pude leer de camino al autobús, ni el cuarto de hora de rigor esperando la villavesa, ni en los cinco minutos de trayecto hasta casa. Es algo llevadero..., si no ocurre demasiado a menudo. Pero por la noche necesito relajarme y leer. Quiso la casualidad, o la providencia, que recordara un artículo de Nuestro Tiempo que había dejado pendiente: el recuerdo de tantos amigos a una buena persona a quien no conocí: Pedro de Miguel, Peter. Ayer se cumplía el primer año desde su muerte.
Descubrí que habíamos compartido edificio durante tres años: yo haciendo como quien estudia Periodismo, él dirigiendo Nuestro Tiempo y creando escuela; que compartíamos una afición peculiar: le gustaba caminar leyendo o leer caminando y se extrañaba de que nadie más lo hiciera. Llegué a su blog cuando ya estaba crecidito, pero me aficioné a seguirle y a buscar aquí buenos consejos literarios.

Me alegra haberlo conocido, aunque haya sido de refilón; encontrar a una persona buena (por ejemplo, a través de los ojos de sus muchos amigos) siempre es un aliciente para mejorar.

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