16/9/08

(sólo por hoy)


Advertencia: hoy este blog es voluntariamente cursi.

- Mira, mamá: tengo uno de esos que es para escuchar el corazón.
- ¿Un estetoscopio?
- Sí, un bgñsfopio.
- Ah, qué bien.
Por supuesto, su estupendo e infalible instrumento médico es invisible. Tal vez incluso tiene vida propia.
- Te voy a escuchar el corazón.- Dice ella, apoyando sus dedos sobre mi estómago.
- Pero Joana, ahí no está el corazón.
- ¿Y dónde está?
- Aquí.
- Pero el mío está aquí.- Testaruda infatigable, siente que algún corazón debe de albergarse en el estómago, aunque sólo sea durante las vacaciones.
- No, Joana, el tuyo no está ahí, está aquí.- Mi dedo dictamina con aire científico.
- Pero no está ahí: el mío me lo guardas tú.
- ¡Ay, sí!

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Lindaaaa

ramiro dijo...

Es un encanto.
¿Joana leyó Fragmentos de un discurso amoroso de Roland Barthes?
La foto es preciosa.

mòmo dijo...

No sé, Ramiro. ültimamente nuestras conversaciones literarias han sido sobre La Cenicienta, más que nada. Pero puedo preguntar.

Anónimo dijo...

¡Quién te viera!
Es una frase para conservar en un frasquito,bien guardado como pócima secreta para aquellos momentos en que necesitamos seguir,a pesar de todo, ¿no?

Sergio dijo...

Jo.