16/3/09
El perseguidor
Nos atienden enseguida, porque al entrar sólo queda un cliente de unos 12 años, y ya con su barra de pan bajo el brazo. Joana saluda y pide media badra podrfavodr. Desde hace un par de semanas es tarea suya comprar el pan, y la desempeña con orgullo y eficacia. Paga distraidamente y se pone a mirar las chuchería que se exponen tras el mostrador. Pide una. La dependienta me pregunta. Niego: ya ha comido un caramelo; hoy no. Suplica. Niego. Me fijo en el cliente de 12 años, que no se decide a irse, pero no le hago mucho caso. Nos despedimos y salimos. Joana camina y gimotea, yo sermoneo en catalán. El niño ha salido detrás de nosotras y parece llevar el mismo camino. Tengo que decir algo importante y me detengo y la pongo frente a mí, mirándome, para que me preste toda su atención (mucho teatro es lo que tenemos las dos...). El niño se detiene y remolonea detrás de nosotras. Ahora empieza a escamarme, pero no se me ocurre qué sospechar. ¿Interés por el catalán? No es un idioma tan extraño como para resultar interesante a un zizurtarra, ni yo hablo tan despacio como para que entienda todo lo que digo. Nos ponemos en marcha de nuevo y también nuestro particular perseguidor. A los pocos pasos se decide, da dos zancadas hasta Joana y le pone algo en la mano (Toma). Las dos estamos sorprendidas. Es un euro. Le digo que no hace falta, que no puede darle tanto dinero a una niña tan pequeña... Razones que no me salen convincentes porque sigo sorprendida. Ya no sé qué hacer con el dinero de la paga...* Lo dice mientras cruza la carretera hacia la otra acera, casi sin mirarme. Echa un vistazo a Joana, que sonríe con su moneda bien segura dentro del puño, y desaparece por un callejón.
* En Zizur, don José Luis da un euro a cada uno de sus monaguillos para agradecerles su ayuda. Alguna vez me he reído maliciosamente creyendo encontrar en el premio la razón de que haya tantos monaguillos en Zizur. Es evidente que me equivocaba.
** La imagen es de aquí.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
6 comentarios:
Si ahora Joana se compra dos caramelos y te da uno, te hace polvo definitivamente. Si es así, dame tu número de cuenta que te hago una transferencia de un euro enseguida.
Con chavales así, no hay crisis que valga. Ole.
No hace falta esperar tanto, Sergio; Joana me hace polvo un par de veces al día, de media.
Ander, no se me había ocurrido. Creo que patentaré la generosidad como solución a la crisis.
Ese chaval es un fenómeno.
¡Qué pedazo de pan!
Pero... ¿qué tiene que ver esa imagen con un chaval de 12 años?
Besos.
besos por sorpresa, euros regalados... El gesto viene a ser el mismo, Liège.
Publicar un comentario