13/7/09

El palo y su astilla


- Vale, de acuerdo. Juguemos al parchís. Prepáralo y cuando lo tengas listo me avisas.
- Vale.
- ...
- ¡Mamá! ¡No lo encuentro!
- Pero, ¿cómo vas a encontrar nada con este desorden? Si no guardas tus cosas, siempre se perderán. Es que no me puedo creer que seas tan desordenada. ¿Tanto te cuesta guardar aquello con lo que ya no juegues?
Mi tono ha ido en aumento oración tras oración.
- Mamá, tú tampoco tienes tus cosas ordenadas...
- ¡Claro que sí! -digo de espaldas a mi escritorio; pero cometo el error de girarme- Bueno, tal vez... un poco... Pero sé dónde están mis cosas.
El tono vuelve a su nivel natural. Reconozco la derrota.

***

- Mamá, ¿me dejas tu lápiz para hacer deberes?
- No. Ya me has perdido dos. No quiero perder el último que me queda. Cuando me demuestres que eres responsable con tus cosas, entonces te lo dejaré.
- Vale.
- ...
- Mira, mamá. Estoy guardando. Es que soy otra. Ahora trato bien mis cosas.
Respondo con monosílabos, sin prestar demasiada atención, y sigo trabajando.
- Mamá, ¿cuál prefieres, la de antes, la tuya, que no cuida sus cosas o esta niña de ahora que cuida muy bien sus cosas?
Ahora sí dejo de trabajar y la miro a los ojos.
- La de antes. La mía. Prefiero a la mía porque es a quien más quiero en el mundo. Y me gusta que, aunque algunas cosas no las haga bien, se esfuerce por portarse mejor cada día. Prefiero siempre a la mía.

PD: Saqué la foto para que nadie crea que le doy la razón. No quiero dársela: la tiene.

3 comentarios:

Sergio dijo...

Creo que he encontrado tu lápiz...

Marta dijo...

¡Pero qué achuchóóón, jaja!

Enric dijo...

She's got a point.