25/1/11

Momo

El domingo Joana fue al teatro. No era la primera vez, pero casi. Fuimos a ver Momo. Momo la cautivó desde antes de salir a escena, al leer la sinopsis en la cartulina que nos regalaron al entrar. Hoy se la ha llevado al colegio para leer el cuento de Momo a sus amigos.

- ¡Mamá! Se llama como tú, pero sin acento.

Pero se equivocaba. Yo no soy Momo. Ella es Momo.
Si hay en el mundo alguien a quien no conseguirían robarle el tiempo es a Joana.

- Por favor, Joana, vístete. ¿Cómo puede ser que aún estés así? ¿Con qué te has distraído hoy?
- Hoy... Con el aire.
- ¡Pero, Joana...!
- Mamá, no te enfades. Es que estaba usando mi imaginación.

Por no hablar, claro, de otras similitudes, como el terror de Momo a los peines o su afición por vestir de manera extravagante y colorida.



Procuraré que los hombres grises -que muy bien podrían ser hoy las redes de las que habla Allendegui- no me la cambien.

* La ilustración no es de Momo, sino de Joana, tal y como la ve un artista que, además, es un buen amigo.

1 comentario:

Marc Roig Tió dijo...

Y el vestido de la fotografía es de Kenia y hecho a medida, aunque el e-mail no parece la manera más segura de mandar medidas.