1/9/15

Dar de beber al sediento





- Mamá, ¡agua!
Estoy ayudando a la tercera a terminar su comida, mientras vigilo con el ojo derecho (una destreza que se aprende por narices, por supervivencia, después del cuarto) que el benjamín no tenga al alcance un jirón de mantel o una pieza minúscula con la que atragantarse o una miga de pan pasada por la suela de un zapato. Me salto el "Manel,¿cómosepide?", le sirvo agua casi de espaldas y vuelvo a lo mío.
- Mamá, ¡agua!
- ¿Más?
- Sí, más agua. Estoy muerto de agua.


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