14/12/07

Cuglieri

En Cuglieri se encuentra el mejor restaurante de toda Cerdeña.
Encontré este pueblecito (o ciudad, tal vez, pero pueblo al fin y al cabo)emergiendo de entre la niebla. En algún momento vespeé con viento (es lo que más asusta), chirimiri y niebla espesa. Entonces me reprochaba "¿por qué no habrás leído todas las crónicas de Vespaña? O, al menos, ¿por qué no prestas atención al parte meteorológico antes de embarcarte en estas aventuras?"
Otro de los rasgos simpáticos de los pueblos que visité es que todos aparecen de repente detrás de la última curva. En serio. Cuando calculo que ya debería de estar llegando, pregunto (si encuentro a alguien): faltan 4 km (siempre 4 km, excepto cuando creí que iba a morir por congelación: faltaban 8). Y cuando he recorrido 3 km y medio y no veo nada y empiezo a temer que el pastor tiene un concepto muy sui generis de las distancias, curva y ¡zas!, aparece un rebaño de tejados puntiagudos.
Harta de comer paninis, pregunté por un restaurante: Desorgos (respondió la chica sin dudar). Me lo anotó, me indicó el camino y, claro, fui.

Desorgos está en un primer piso: puerta (nadie), pasillo (nadie), comedor (clientes: tres obreros en una mesa, tres ¿empresarios locales? en otra). Aparece una chica joven y me acompaña a una mesa. Ahora casi está lleno el restaurante. No hay carta, no veo el menú por ningún lado. Espero. Y llega Andreína, la dueña.

- Ciao. ¿Quieres antipasta o directamente la pasta?
- No, la pasta, sí, mejor.
- ...unos ravioliiiii (sonríe)
- (sonrío)
- ¿Cómo te llamas?
- Mònica.
- Encantada, yo soy Andreína.
- ¿Qué carne quieres?
- No sé, ¿qué hay?
- Te prepararé un poco de todo.
- Vale.

Andreína estaba en marcha, imparable, de una a otra mesa, bromeando con todos, preocupandose por todos. Yo disfrutando de mis raviolis...

- ¡Mònica!
- ???
- ¿Todo bien?
- Sí, Andreína, todo bien.

Y, de postre, fruta. No una pieza de fruta como en los comedores de postín. Andreína me trae en una fuente dos naranjas, tres mandarinas, una manzana y una pera. Elige. Sáciate. Nadie queda con hambre en casa de Andreína.

Si alguna vez regreso a Cerdeña volveré a visitarla. Seguro.

3 comentarios:

Ander Izagirre dijo...

Ay, qué felicidad encontrar sitios así en los que buscan de corazón la satisfacción del cliente. Encontré alguno de estos en Vespaña, sí. De los mejores momentos del viaje.

Marc Roig Tió dijo...

Me pido ir de paquete para la próxima edición (pero con derecho a comida, eh?).

Pensándolo bien, voy en busca de alguna carrera por esas latitudes. Os informaré si encuentro alguna, jeje.

Anónimo dijo...

¡Qué envidia Mòmo! Y pensar que yo tendría que haber ido...