10/12/07

vescerdeña


La culpa es de Ander. Vaya esto por delante. A mí no se me ocurren locuras, pero, claro, si me dan ideas...

Este viaje era para tres: Joana (2), Nico (15) y servidora (adulta responsable). Pero se torció y me fui sola. Nadie contra quien contrastar mi adultez...
Alquilé una... (motocicleta tipo scooter, soy incapaz de precisar marca y modelo; era gris) y repetí a cuantos quisieron escucharme que iba a llegar a Nuoro (a 134 km de Alghero). Antes de salir de Alghero, todavía insegura, provoqué un pequeño colapso circulatorio, pero debo decir en mi defensa que fueron los únicos bocinazos que recibí hasta que devolví la motocicleta.

Cuando logré salir de la ciudad en dirección a Bosa, ¡oh, maravilla!, la carretera paralela a la costa, negra y nueva, era toda para mí. El sol de mediodía me acompañó las dos horas (¿qué prisa tenía?) que tardé en recorrer 47 km. En algún recodo donde no daba el sol el aire frío de diciembre se dejaba sentir, pero yo, ni caso. Una Heidi en vespa trotando por la carretera sarda.

Bosa, al igual que Alghero, se desvive por el turismo veraniego. Son ciudades mediterráneas, de calles pedregosas y empinadas. No me detuve mucho tiempo; me empeñé en llegar a Macomer (30 km) y no quería perder el último ratito de sol.

Y en este momento Heidi descubre lo que vale un peine. ¡A quién se le ocurre ir de turista en vespa en diciembre! Llegué a Macomer tiritando. Las piernas bailaban solas y las manos se negaban a responder a estímulo alguno. Me costó unos 10 minutos pagar al chico de la gasolinera.

Macomer es una ciudad interior y fea. Tiene también su parte antigua, pero no me entusiasmó. Tal vez porque al contrario que Bosa, donde parece que el centro histórico se apodera a la chita callando de toda la ciudad, aquí es la ciudad la que ha contaminado las calles sardo aragonesas.

Pero no todo, claro, es malo. Hay que buscar el lado bueno. Y el lado bueno de Macomer es una pequeña tienda de chinos, como nuestras tiendas de chinos, pero con unos chinos -chino, china y chinita- que se han molestado en aprender italiano y hacer buenas migas con la gente. Por 7 eurillos me vendieron unos guantes de ¿piel? con una especie de cola de conejo decorativa, para que quede claro que son de mujer, y unos leotardos gordos, gordos.

Al día siguiente, desde Macomer, a 75 km de Alghero, volví grupas.

* Tengo fotos, pero aún atrapadas dentro de un carrete.

4 comentarios:

Marc Roig Tió dijo...

Si la culpa es de Ander, proponle un epilogo a su nuevo libro: consecuencias de Vespana. Y le adjuntas tu relato.

J. dijo...

Paridad, acaso cree que no adoro las especies de colas de conejo decorativas en los guantes de ¿piel?

Y los leotardos gordos, gordos también.

Ander Izagirre dijo...

¡Bravo! ¡Bravo! La emoción me embraga.

Me encantaría pisar sobre tu huella sarda alguna vez con la vespa.

(El robot me pide que teclee "rohgcc". Sin duda, un homenaje.

Bloody Marie dijo...

Mònica!!! Ja no et trobo mai... Que macu!! Perdona que no escric massa últimament, però és que no estic tant a l'ordenador com abans.

Quina gràcia imaginar-te per aquelles carreteres amb vespa, jeje. Jo ho he vist tot com un curtmetratge preciós. L'escena dels xinos, la millor!