11/1/08

juguetes


Ayer.
Me presento en la leonera armada con dos bolsas de plástico.
- Joana, vamos a ordenar todo esto. En esta bolsa pondremos los juguetes rotos, para tirar; en esta otra, aquellos con los que ya no juegues, para regalar.
- Vale.
Joana es un pozo de buenas intenciones.
- ¿Qué te parece si regalamos esto?
- Pero es mío.
- Ya, pero de cuando eras muy pequeña. Ahora ya no lo usas.
- Pero, ¿sabes qué pasa? Es que es mío.
- De acuerdo. No lo regalamos. Pero el elefante sí. Lo llevaremos a la guardería de la iglesia y será para todos los niños.
- Vale.
Joana sabe reconocer un trato justo.
Mientras ella guarda algunos juguetes, yo aprovecho para rellenar la bolsa de juguetes rotos con piezas o cacharros que no me gustan. Entre ellos, una vaca de plástico que en tiempos contuvo helado de vainilla.
El cuarto ha quedado la mar de bien. Las dos bolsas descansan en el rellano, esperando sus respectivos destinos.

Esta mañana.
- ¡Mamá! Mira: en la bolsa de juguetes para tirar está la vaca y la vaca no está rota. Sácala y guárdala en su sitio, por favor.
- Vale.
Mamá sabe reconocer la derrota.

4 comentarios:

Marc Roig Tió dijo...

Ese helado de vaca, no es del Xaloc? A Ramiro le hara ilusion saber que la vaca no acabo en la basura, jeje.

J. dijo...

Acabo de leer esta frase maravillosa en el Blog de Ander, que bien podría haberte dicho Joana: "el afán por la limpieza es egoísta"

Liberad a Vaca.

Besote!

mòmo dijo...

No es, Marc. Ésa conseguí tirarla; ésta se la regalaron ya sin helado.

Tú siempre aliándote con la facción rebelde, ¿eh, J.?

eresfea dijo...

Ummm, te leo muy negociadora...