13/10/08
Un día redondo
Gracias a la amabilidad de Sergio, Nieves, Asier y Aimar, que no sólo nos marcaron el camino con migas de pan, sino que incluso nos acompañaron, el sábado fuimos a recoger castañas a Jaizkibel. Liège, Joana y yo dejamos el coche en el mirador, como nos habían indicado, y empezamos a caminar. Vimos la plantación de manzanos, saludamos a la pareja de recolectores y comimos manzanas regaladas. Pasamos la casa con el perro ladrador (guau, guau, dijo, para demostrar que él era él) y llegamos a la puerta de forja y silbamos y cantamos, pero como nadie nos oía, entramos.
Aimar dormía aún en el coche, Asier y Joana descubrieron que compartían gustos y se atracaron a pistachos. Nieves cargó todo lo que puede ser necesario en una excursión: bocadillos, yogures, fruta, balón, toallitas, bolsas de plástico... Sergio cargó a Aimar, ya despierto, y emprendimos la marcha.
Como había estudiado las instrucciones, sabía que nada más comenzar encontrariamos un pronunciado repecho. Coser y cantar. Joana nunca camina tan bien como cuando debe compartir protagonismo y fantasías (¡el tractor!, ¡nos alcanza la polvareda!, ¡uy, si sale un perro!) con alguien.
Sergio enseñó a Joana a sacar las castañas de sus erizos, y Joana a mí. Asier buscaba las más grandes, y enseñó a Joana a dejar las chiquitas para las ardillas. Liège lo fotografiaba todo.
Subimos hasta la ermita de Guadalupe, con la promesa de columpios y campo para jugar a fútbol, pero encontramos zampanzares (unos señores disfrazados con piel de oveja y gorros puntiagudos con cintas de colores, que saltan haciendo sonar los dos enormes cencerros que traen atados a la cintura) y gigantes (¡sin cabezudos!, cosa que alegró mucho a Joana). Liège y Sergio fotografiaban sin descanso. Asier y Joana charlaban con unos y con otros, prometiendo su ayuda para próximos espectáculos, y descubrían las entrañas de los gigantes a medio desmontar.
El regreso se hizo corto. Amenazaba lluvia. Nos despedimos. Memoricé las indicaciones acerca de qué salida tomar para volver a Zizur. Por supuesto, me perdí un poco. Nada grave.
Epígrafe: al volver a casa, el último de mis ratones había caído en la trampa. Felicidad completa.
PD: Cuando tenga fotos, habrá foto en esta entrada.
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7 comentarios:
¡Andalamar! Por aquí se había creado expectación con la posible llegada de Mò y Joana por estas tierras. Ayer mismo lo comenté con Francis y con Iratxe (alias Mei-bi), les dije que tendrían oportunidad de conoceros... ¡Vaya! ¿Cuál será la próxima recolección? ¿Vendréis a triturar manzana para la sidra, a recoger conchas y colillas en la arena?
Fotos del ratón, supongo.
Castañas, txirristras (toboganes), guaridas de piratas, el pirata garrapata, cicuta, el caga tiò, caballos "mosqueados", moras, pistachos, entrañas de gigante o gigantes entrañables, hileras de zampazar, bodas, exvotos (los barcos colgados en la ermita de Guadalupe), casi-lluvia (luego llovió), hojas voladoras, ...
Qué corto se hace el camino en buena compañía.
¿Y ya le has puesto al ratoncito un nombre y una camisetilla de color?
No dejes que Mickey, Ben ni Topo Gigio nos roben las castañas.
A todos los que seguís pensando en los ratones: esta última semana he sentido una conexión especial con la madrastra de Cenicienta. Es que hay que ver qué costumbres más desagradables tenía la muchacha, ¡andar por la casa adoptando y vistiendo ratones!
Hola, Monica. Ahora Liège es casi una fotógrafa profissional. Ha ido con nosotros a 3 o 4 bodas en sus vacaciones. Ella me ha dicho de tus ratones. Pobrecitos... has matado Ben e Fievel.
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