Ha nacido una estrella

Por fin esta mañana Joana ha sido una niña diligente, se ha vestido sola y ha terminado antes que yo. Eso le da unos minutos para jugar antes de ir al cole.
- Mamá, ¿puedes venir? Quiero enseñarte una cosa.
- Espera, Joana. Estoy terminando de preparar tu almuerzo.
- Vale.
- Bien. Ahora ya voy. ¿Qué?
- Mira, mamá: mariposas para ti.
En su pizarra revolotean don íes magnéticas con un par de aes cada una para poder volar.
- Qué bonitas.
Pero otra cosa me llama la atención. Debajo de las mariposas hay algunas letras sueltas: la j, la o, la n. No es extraño: Joana siempre escribe su nombre; las alas de las mariposas explican la ausencia de aes. Al lado dice "museu", es decir "museo", fonéticamente hablando, claro. Debe de ser una casualidad.
- ¿Y esto, Joana?
- ¡Ah! Lo he hecho yo.
- Sí, claro... ¿qué es?
- "musen".
Otra vez la fonètica: mossèn se pronuncia "musèn" y significa sacerdote.
- ¿Lo has escrito tú?
- Sí.
- ¿Te das cuenta de que ya sabes escribir?
- Sí.
- ¡Es genial, Joana! Me encanta, en serio. Aunque esa última n es una u. La tienes al revés.

Hasta ahora sé que dibujaba su nombre: sabe qué letras tiene y las repite. Pero para escribir eso ha tenido que pensar en sus sonidos. ¡Ha escrito! (No importa qué, no busquemos significados trascendentes; las primeras palabras que yo leí fueron "pizzería Roma", y no soy repartidora a domicilio -aún-).