24/6/09

el matiz


Desde el primer asiento del autobús, mientras guardábamos La isla del tesoro en la mochila, hemos visto subir por la puerta trasera a una joven monja en hábito gris; es una de las salesianas del colegio de Joana. Como sólo quedaba una parada para bajar, no he dejado a Joana correr a su encuentro. Hemos bajado en la parada de la escuela y el autobús ha seguido su camino. Andábamos despacio, mirando hacia atrás, esperando ver a la monja amiga de Joana, pero era evidente que no había bajado.

- Vamos. Tal vez hoy no tenía que bajar aquí.
- O puede que haya ido volando.
- No creo, Joana. Las monjas no vuelan.
- Las monjas-hadas sí.

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