20/7/09

Y se terminó


Ya el quiosco ha vuelto a su redil.
Joana se subió al avión de esta guisa, porque ya se sabe que en los aviones siempre ocurre algo y alguien grita: ¿hay algún médico aquí? Bueno, pues había uno, aunque más bien chapado a la antigua: abusa de la técnica del sangrado (aquella que ya aplicó don Gutierre, El médico de su honra, a su imprudente esposa).

- ¿Dónde te duele, mamá?
- Aquí en el brazo.
- Te tengo que pinchar, tú no mires.
- Vale.
- Ya está. ¿Te ha dolido?
- Un poco. Mira: me sale sangre. ¿No me vas a poner una tirita?
- Sí, espera, que te quito toda la sangre.
- ¡Pero no me la quites, que la necesito!
- No te preocupes, que sólo te quito la mala.

Hace sólo un par de meses, desangró a Nacho mientras lo tranquilizaba diciendo pero si es sangre; a ver, ¿para qué la quieres?

3 comentarios:

Pecé dijo...

¿Cómo olvidarlo? Había unos alfajores para ustedes pero claro... ¿para qué los quieren?

Sergio dijo...

Pues sí que ha crecido, la facultativa.

mòmo dijo...

Pacé, dice Joana que te diga que sí, que sí, ¡que sí!, que los quiere para comérselos. Es que haces unas preguntas...

Y ha aprendido a columpiarse, a nadar y a escribir. Polonia da para mucho, Sergio.