5/8/09

mamáparatodo

Sé que llegará un día en que Joana reflexione acerca de las limitaciones de su madre. Pero queda lejos; por ahora, cree que lo puedo todo, y me emociona que me vea así, que busque mi ayuda incluso cuando hay otros adultos cerca.
- Joana, me dice el abuelo que hoy no te has portado muy bien.
- Es que, ¿sabes?, el abuelo me ha hecho enfadar...
- Joana, ¿quién debe obedecer a quién?
- Yo al abuelo.
- Bien. Y me dicen que hoy tendrás que dormir con las luces apagadas.
- Sí. Todas. Porque, ¿sabes?, la luz pequeña se ha estropeado. Compra una bombilla. Mámá: cómprame una bombilla y me la mandas a Sant Pol para que podamos cambiarla. ¿Vale?

Dudo un momento. Se supone que debería decirle: ahora se lo digo al abuelo y él te cambiará la bombilla, o algo por el estilo, pero la tentación tira fuerte de mí y la promesa imposible se me escapa:

- Vale. ¿Me pasas con el abuelo?...... ¿Papá? Oye, dice Joana que se ha fundido la bombilla de la lámpara de su mesa de noche. En cuanto se la cambies, ¿puedes decirle que la he mandado yo?

3 comentarios:

Sergio dijo...

Se acerca esa hora fatídica en la que los niños se dan cuenta de que los padres no lo pueden todo. Ayer, Asier me preguntó si podía ver sus sueños y le tuve que decir que no. Pero para que no se crea que no puedo nada, le cogí a él y a Aimar, uno debajo de cada brazo, y les dí una vuelta por toda la casa.

PD Linimento SLOAN patrocina este comentario.

Ale's mom dijo...

Tracalera...

Anónimo dijo...

llegó la lámpara.No se como fué.Intentaré averiguarlo.El abuelo.¿Estan todos los acentos?