30/10/09

Un puñado de niebla


Creo que fue de Isak Dinesen de quien me contaron que sólo pedía que le dieran un inicio para inventar al momento una historia.
Este fin de semana la abuela de Joana le leyó un cuentecillo infantil titulado Boira a les butxaques (niebla en los bolsillos). Ayer, de camino al colegio, animé a Joana a recoger un poco de niebla y variar el regalo que todos los días lleva a su profesora (una hoja roja). Esta mañana le he preguntado qué tal resultó el regalo.
- ¿Le diste a Celia la niebla que habías recogido?
- Sí.
- ¿Y qué dijo?
- Que no podía ni verla. Y la solté en la clase. Así. Y, ¿sabes qué pasó? ¡Que la clase se llenó de niebla!
- ¡No!
- ¡Sí! Y no veíamos nada. Y luego, ¿sabes qué?, teníamos que ir al patio, pero no podíamos porque nos chocábamos todos todo el rato.
- ¡Ala!
- Sí, pero vieno otra profesora a salvarnos. Vino con sus gafas de niebla. Es que yo la había llamado porque choqué con el teléfono. Y que suerte que nos salvó.
- ¿Y qué hicisteis?
- Ah, pues fuimos al patio.
- ¿Y al volver ya no había niebla?
- No. Estaba toda en dentro de la profesora que nos salvó. Fue a su barriga y se unió con la comida. ¿Sabes por dónde entró dentro de la profesora?
- No, ¿por dónde?
- ¡Por su nariz!
- ¡Qué pasada!
- Pero luego volvió la niebla; salía del teléfono y...

Hemos llegado a clase. La historia tiene que terminar, por ahora.

7 comentarios:

Sergio dijo...

¡Sigue, sigue, me tienes obnubilado!

Fa dijo...

Prepárate para ser su editora!

Mae Ortiz dijo...

Ya me dedicaría al copyright.

Anonetoy dijo...

Digamos que la profesora comió algo ahumado.

ERT dijo...

Recuerdo ese cuento.

Mónica dijo...

Estoy muerta de la risa con esta historia. Estos finales "espadados", como diría mi hijo, son lo mejor.

Silvia Parque dijo...

¡¡!!