- ¡Mira, Manel, he inventado una espada láser doble! Tiene láser por aquí, rojo, y por aquí, verde. ¡Fssss, fssss, fsssss!
- Pues yo tengo mi espada y mi escudo.
- Pero mi láser corta el escudo y también la espada.
- Eso no vale.
- Ten tú también una espada láser.
- ¡Pues yo también tengo una espada láser!
Y otro rato de avanzar a saltos y baile de manos.
- ¡Mira, Joana, yo también he inventado algo! He inventado un esfilador para esfilar la espada láser. Dame tu espada. Mira. Toma. Ya está. Ahora ya corta bien.
Y me he acordado de otra espada mejorada.
Buscando inspiración.
2 comentarios:
Lo bueno de las espadas láser es que si te cortas, no sangras.
Hacía tiempo que no pasaba por aquí... ¡Qué grandes están tus hijos!
Me ha hecho ilusión volver a leer tus relatos y sus invenciones.
Un beso.
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