31/1/08

intenciones aviesas


Desde el lunes llego a casa y tengo la comida preparada. No me hago ilusiones, sé que no va a durar. De hecho, mi suerte termina el viernes.
Se lo debo a Karent, una amiga que se ha pasado por Pamplona con su esposo y ha aceptado mi oferta de alojamiento. Karent es peruana, así que, además, tengo el placer de gozar de nuevo de la cocina peruana: ayer, causa limeña (variante españolizada) y sudado de lenguado (mejor sería usar cachema, pero desconozco su equivalente atlántico). Hoy me ha prometido un seco de chavelo, tal vez con una papa a la huancaína como entrante.

Antes, cuando viví en Piura (Perú) ya tenía yo estas maquiavélicas costumbres. Shirley empezó a sospechar el tercer o cuarto domingo que la invité a comer conmigo. Una semana respondió: "No. Sólo me invitas para que cocine, pedazo de zancudo con viruela". Shirley solía llamarme cosas de lo más extravagantes. Luego cedió y me preparó las mejores caiguas rellenas que he probado.

2 comentarios:

Bloody Marie dijo...

¡Qué suerte la tuya! Si hay algo que sé no voy a echar de menos cuando vuelva, es la comida de este país artificial en el que estoy metida.

Recuerdos a Karent y besos a todos. Para Joana, más!!

Anónimo dijo...

Enana de my járt:
Me has emocioado hasta el borde las lágrimas. No lloro por decoro, que estoy en la ofi y no queda bien, jeje.
Un besote para karent y dile que se tome un minuto para escribirme!