23/9/09

Joana R. Hearst


Lo realmente malo de las tesis es el aislamiento que provocan. Si no fuera por Joana, que me mantiene al día, no me enteraría ni de los sucesos más ruidosos.

- ¿Sabes qué, mamá?, el otro día -esto suele significar ayer, aunque a veces pueda traducirse por hoy o incluso por mañana- dieron palmas, pero no para entrar en clase, eh: ¡porque había una montaña que echaba fuego!
- ¿Un volcán?
- Sí. ¡Y estaba a punto de explotar!
- ¿Quién daba palmas?
- Pues las profesoras.
- ¿Y vosotros qué hacíais?
- Nos íbamos corriendo a clase, porque el volcán estaba a ponto de explotar. Y explotó y destrozó todo el colegio.
- Vaaaaaya. Pero, oye, cuando esta tarde llegué para recogerte no parecía que hubiera pasado nada. El cole estaba bien.
- Ah, bueno, es que lo arreglaron. Llamaron a unos señores que tenían botas de fuego -se refiere a botas para poder caminar sobre el fuego; ¿cómo, si no, iban a esquivar toda la lava volcánica?- y lo arreglaron todo. Por eso no lo viste destrozado.
- Y yo sin enterarme...

2 comentarios:

nico dijo...

Ei, Mòmo;
Está muy bien la entrada, pero no entiendo el título. ¿Me lo puedes explicar?

mòmo dijo...

Digamos que Hearst fue un periodista con poca ética profesional. Busca en casa la película Ciudadano Kane.