29/3/10

Nos preparamos (más o menos)


- Tomad todos y bebed de él.
- ¿Dónde has oído eso, Joana?
- Ah, nos lo ha contado Celia en el cole.
- Ah. Qué bien. ¿Y qué más os ha contado?
- Pues la historia de Jesús.
- ¿Y recuerdas cuándo dijo eso?
- Sí: en la última comida con los apostoles...
(No he olvidado la tilde; ella allanó la esdrújula)
- Sí. La última cena.
- Sí, porque después lo mataron.
- Sí.
- Sí. Y él decía Padre mío... No: Jesús. Bueno, o Jesús o Padre mío, no me acuerdo. Pero no importa porque es lo mismo.
- Hombre, lo mismo... Decía Padre mío, porque Jesús era él.
- Ah, pues Padre mío, perdona a estos que me clavan en la cruz, porque no saben lo que hacen.
- Sí, eso decía.
- Pero, ¿sabes?, en la cruz cuando lo clavaron había también unos ladrones y uno era bueno y les decía a los otros: ¿por qué le decís esas cosas malas? Porque era bueno y entonces...
- Pero, ¿quién era bueno?
- Ese, el rey de las judías, pero Jesús no: el otro.

4 comentarios:

nico dijo...

bueno... había empezado bastante bien, no?

Marc Roig Tió dijo...

¿No dijiste nada más o la risa te llevó al suelo hasta casi ahogarte? Reconozco que en esta ocasión yo habría sucumbido.

mòmo dijo...

Sucumbí, Marc. Intenté contenerme, pero aun así parecía papá leyendo Wodehouse.

ERT dijo...

Avísanos a todos cuando les toque estudiar el misterio de la Santísima Trinidad.