Un día entre semana, ya avanzada la tarde, el cansancio acumulado pone a prueba la paciencia. En el coche, por eso del espacio reducido, más. Manel grita: ¡Joana tonta! Papá habla alto: ¡Manel! Una voz escondida detrás de las manos de Manel responde: Manel no está... ¡Joana tonta! Papá, al volante, replica: Voy a parar el coche y te voy a bajar; ¡entonces sí que no estarás!
Manel asoma desde su escondite. El tema es serio.
- Papá, noooo. Si tú, si tú, si tú paras cheche, yo corrent, corrent y, y, y, y, y vienen los cheches y pillan a mí.
Y es que a quién se le ocurre querer bajarse en medio de la carretera. Papá se ha quedado sin argumentos.
1 comentario:
El tradicional volet sense preàmbuls i, de vegades, sense motiu era molt menys arriscat.
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