19/9/14

Ladrón


Manel come su yogur en silencio. Está serio. Le pregunto algo.

- Estoy enfadado.
- ¿Te has enfadado conmigo?
- Sí.

Ojalá pudiera reproducir su explicación, pero sólo puedo transcribir el significado. Se ha enfadado conmigo porque he cogido un yogur de la nevera y no he aceptado la cucharada que me ofrecía.

- Perdona. Dame. Sí quiero del tuyo.

Pero ahora ya no. Era antes. Antes de que yo cogiera un yogur. Antes de que me lo comiera. Cuando he dicho que quería y él me ha ofrecido y yo no he aceptado.

- Perdona, Manel. No estés enfadado. Me encanta que quieras compartir conmigo; lo que ocurre es que yo quiero que te comas tú todo el yogur, porque estás comiendo muy bien y te estás haciendo muy mayor.
- ¿Y me haré grande, grande, grande, grande, grande?
- Sí.
- ¿Hasta el cielo?

Ya sonríe.

- Sí. Puede que sí.
- Me haré grande, grande hasta el cielo y cogeré la luna.
- Pues bien, si llegas, coge la luna. ¿Y qué harás con la luna?
- Para ti. Cogeré la luna para ti.

Y yo, que no soy romántica, he deseado esa luna.

1 comentario:

Sergio dijo...

Tendrías el corazón de piedra si no fuera así.